Fotografías de Bodas

Es bien sabido que el día de la boda, también llamado matrimonio, es uno de los más importantes de la vida de una pareja.
La ceremonia, religiosa o civil, es planeada con semanas e inclusive meses de anticipación. El novio y la novia se preocupan de cada detalle, nada puede fallar. Es un día que compartirás con todos aquellos que amas y que te aman. Buscas un salón de eventos y una banquetera, alistas tu ramo de novia y tu tocado nupcial de manera que todo convine. Los zapatos, la liga, la decoración, los souvenirs o recuerdos, el traje del novio, la torta. Y por supuesto, uno de los puntos más importantes de todos: El vestido de la novia. Un vestido generalmente blanco o de un tono similar que permite a nuestra novia brillar con luz propia, pero sobre todo en su propio estilo para su gran día.


Llegado el día, la novia se levantará generalmente hecha un manojo de nervios, llegarán a su hogar quizás su madre y sus hermanas, o sus mejores amigas. Acto seguido, la maquilladora, con quien trabaja desde muy temprano para lograr un rostro que resalte su belleza en el día de su boda. Calzará el vestido y los zapatos, no querrá preocuparse más de afinar ningún detalle; casi en las nubes subirá al auto, llegará a la iglesia o el lugar escogido y hará el camino al altar. El novio vestirá de etiqueta y las damas de honor así como los pajes estarán impecablemente vestidos de un color que los novios considerasen adecuado. Una vez concretado el enlace, la fiesta probablemente seguirá hasta bien entrada la madrugada, disfrutarán los platos que los recién casados han escogido previamente para aquel día y bailarán según la música que toque el DJ o grupo musical contratado. Será una bella ceremonia.


Sin embargo, hay un detalle que no podemos dejar de lado.
¿Qué sucede cuando las luces se apagan? Una vez la fiesta termina y los invitados se van, solo nos quedan las fotos. Es por esto que son importantes, son la manera de mantener uno de los mejores momentos de tu vida congelado para siempre con un clic.
De esta manera, cuando en un par de años no seas capaz de recordar exactamente cuál fue el vino que se sirvió en tu matrimonio, o si el traje del novio era negro o más bien un azul oscuro, siempre podrás abrir el álbum fotográfico preparado especialmente para ti e ir repasando la historia de todo lo que ocurrió ese día. Verás el abrazo apretado con tus padres, el vals y el brindis, la sonrisa en la cara de tu mejor amiga al atrapar el ramo. Incluso quienes fueron más osados con el cotillón y con la barra libre.


Y esa no es la mejor parte, la fotografía de boda puede y debe ser toda una experiencia. Comenzando por las fotos del maquillaje, pasando por las divertidas dinámicas que pueden nacer durante la sesión de fotos con los invitados hasta un romántico y temático paseo de los novios por lugares panorámicos de la ciudad, este último resulta bastante entretenido si sabes acompañarte de un fotógrafo o fotógrafa con experiencia y buena conversación, ¡Ni siquiera la lluvia de una ciudad tan fría como Puerto Montt detendrá tu experiencia! Si escoges bien a los profesionales que te acompañarán en este día tan especial, no tendrás que preocuparte de los inconvenientes técnicos, los horarios e incluso los cambios del clima. El fotógrafo, así como los demás, estarán ahí para hacer de ese día el más especial, ofreciéndote incluso su guía, creatividad y por supuesto, la garantía de que podrás revivir dentro de diez años o más, mediante sus fotos, el día de tu boda como si hubiese sido ayer.